El precio de la ambición
Catania-1965.Allí estaba yo, en las esquina de una gran sala del hotel mas lujoso de
Catania, yo, Santino Sanfilippo, hijo de el Don Sanfilippo, para algunos, el jefe
de la banda organizada mas importante de Sicilia y de toda Italia, para la mayoría
del pueblo, apodado “Il protezione”, era un hombre que controlaba con gran mano los
negocios de la familia, no tomaba decisiones sin haberlas pensado y sin calibrar
quién podría salir perjudicado, era un hombre tranquilo y pocas veces perdía los
nervios, un mero reflejo del alborotador que fue cuando era joven, y era un simple
sicario que mataba por orden de la familia, pero quizás ese descaro le ayudó a
elevarse hasta en lo que hoy se ha convertido. A su lado, su mano derecha, mi
hermano Luca, quizás es el que mas ha heredado la parte impulsiva de mi padre, pero
tiene ambición, y será el futuro Don cuando le llegue la hora a mi padre. Yo,
seguía de cerca de la familia y apoyaba en todo cuanto podía, los mas allegados a mi
padre solían decir que era el que mas se parecía de los hermanos al Don, pero aun
era muy joven, había cosas que aun no había aprendido pero mi propio padre m
enseñaba todo cuanto el sabía, ya que me decía que yo seria el sentido común cuando
mi hermano se hiciese cargo de la familia. En frente de mi padre, el jefe de la
familia Marco Giardelli, la más importante de Calabria, el reloj de la gran sala de
reuniones marcaba casi las 6y30, las dos familias se habían reunido para almorzar y
llevaban horas discutiendo con las palabras mas educadas un trato sobre drogas, que
le habían propuesto los Giardelli.
-me estás pidiendo que deje que la droga que vas a vender, entre por Sicilia y la
lleve hasta Calabria- mi padre miraba con preocupación, ya que los asuntos de drogas
no le gustaban en absoluto
-Don Sanfilippo- el jefe de los Giardelli comenzó a suplicar –le garantizo la mayor
seguridad, mis hombres se encargaran de todo-
-pero yo no quiero, amigo, que los hijos de los dueños de mis negocios crezcan
rodeados de droga- el Don trataba de rechazar la oferta
-pero es un cincuenta por ciento de los beneficios- Marco comenzó a desesperarse por
la negativa de mi padre-y la droga solo pasará por Sicilia, no la venderemos aquí-
-lo siento, pero la decisión está tomada-
-pero padre-Luca intervino tras estar toda la entrevista en silencio-haríamos un
gran negocio-
-silencio-mi padre le ordenó callar- la respuesta la tienes, los Sanfilippo no
negocian con droga-mi padre se levanto de su asiento- y espero mi buen Giardelli que
recapacite, y deje esos asuntos, pues de o ser así perderá el agrado que le tengo-
con su elegancia se dio la vuelta y comenzó a caminar
-esto no quedará así-el jefe de los Giardelli alzó la voz –esta ciudad no es tuya,
ándate con cuidado-
En el viaje de vuelta a la residencia mi padre se mostraba igual de
tranquilo que siempre, a pesar de las amenazas, y extrañamente, esa
noche mi hermano no cenó con e resto de la familia.
De repente el teléfono sonó, me desperté sobresaltado ya que eran la
1 de la madrugada, me dirigí al teléfono apresuradamente
-¿Quién es? –la voz de la otra persona sonaba rasgada
-Santino, hermano-me sorprendió oír la voz de Luca al otro lado
-¿que ocurre, que sucede?-
-tienes que venir Santino ha ocurrido algo terrible, ven al hotel donde hemos comido
hoy rápido-
Fui al hotel lo más rápido que pude pensando en que podía haber pasado. Cuando
llegué a la sala encontré a mi hermano arrodillado en el suelo, pero mi mayor
sorpresa fue ver a mi padre, tendido en el suelo desangrado con varios disparos en
el pecho
-Santino-mi hermano estaba llorando-que he hecho-he matado a nuestro padre-
-¿Qué ha pasado Luca?-
-tu querido hermano y ahora Don de tu familia-de repente Marco Giardelli apareció
junto con cuatro de sus hombres por una de las puertas de la sala-y se ha dado
cuenta de lo que le conviene a tu familia-yo estaba extrañado-cuando os marchasteis,
hablé con tu hermano, el sabia que tu padre, testarudo no aceptaría el trato, por lo
que decidimos llamar a tu padre para digamos….persuadirlo, pero la cosa se a puesto
fea, y tu hermano digamos que ha dejado que actuemos-
Las palabras me resultaban punzantes y no podía creer lo que estaba oyendo
-le he dejado morir solo por tener el poder-mi hermano cada vez estaba mas
desconsolado-no merezco vivir, voy a acompañar a nuestro padre-de repente se colocó
su revolver en la garganta-no dejes que destruyan la familia-apretó el gatillo y su
cuerpo se desplomó junto al de mi padre desapareciendo todo el temperamento que
desprendían en vida. Mis ojos se nublaron por la desesperación, de repente sentí sed
de venganza, no importaba cuantos fuesen ni las consecuencias, saqué el revolver o
rápido que pude y descargue contra Marco, tres de mis disparos le alcanzaron
haciendo que se desplomase, pero en cuestión de segundo, las balas de sus hombres,
frías y metálicas comenzaron a atravesar mi cuerpo, caí al suelo con el arma aun en
la mano, y vi como mi propia sangre se juntaba en un charco como si de un lago se
tratara, abrí los ojos y vi a mi padre tendido en el suelo, y m entraron ganas de
volver a vivir.
Javier
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